Cómo ser buena esposa

Cómo ser buena esposa


Quieres ser una esposa maravillosa, pero ¿qué significa serlo? Bueno, en última instancia, dependerá de tí y de tu esposo determinar las necesidades de la relación, y cómo cada miembro de la pareja puede contribuir a satisfacerlas. Aquí brindamos algunas pautas para comenzar. Como sea, recuerda que un matrimonio es una sociedad, así que ¡tu marido también tiene que esforzarse!

Pasos

  1. Ten confianza en tí misma. Menospreciarte ante él es otra forma de insultar su gusto con las mujeres. Si él está contigo, es porque quiere. Te encontrará bella incluso si tú no crees estarlo, siempre y cuando tú te sitúes en el rol. Recuerda que la actitud y la disposición son partes importantes para ser sexy. Una baja autoestima y un “vacío” en tu vida son algo terrible para el matrimonio. Asegúrate de que aún tengas una vida interesante y divertida. Si tu marido te dejara mañana, ¿igual tendrías amigas con las encontrarte al menos una vez al mes, clubs de hobbies a los que ir, deportes que practicar? Si no, tu marido siempre estará haciendo esfuerzos por llenar un vacío que no puede llenar, y se sentirá infeliz e incompetente.
  2. Expresa tus sentimientos y necesidades; excepto en el raro caso de que tu marido sea un psíquico, no esperes que te lea la mente. Si quieres algo, pídelo. Si algo está mal, dilo. Pero no acuses a tu marido. No tires indirectas, o supongas que “ya se va a dar cuenta”. Comunícate de modo calmo, claro y directo para discutir tus necesidades y objetivos: incluso discutir consideraciones familiares sobre si tener hijos o cómo cada miembro de la familia vive su fe y convicciones. Las relaciones funcionan mejor cuando cada cónyuge expresa calmadamente las emociones que siente. Frecuentemente, decir “me siento atacada” o “me siento triste” es todo lo que hace falta para que dé un paso atrás y pregunte: “¿Por qué?”. Entonces, nada más di: “Tú diste un portazo” o “me sentí ignorada”. Deja que el “me siento” sea tu guía.
  3. No le pidas peras al olmo. Él tiene que seguir intentando, tú tienes que seguir intentando, pero ninguno de los dos es perfecto. Las desilusiones pueden frustrar a cualquiera. Sin embargo, si los dos continúan trabajando en su matrimonio, siempre estarán a salvo, incluso cuando uno de ustedes no cumpla con las expectativas del otro. Si las tuyas son realmente demasiado altas o poco realistas, ponte objetivos alcanzables. Por ejemplo, es injusto esperar que el amor de tu vida derroche dinero en ti, o que esté en casa para cada comida. Si quisieras pasar más tiempo con él, prepárate para completar ese deseo a expensas de algo.
  4. Selecciona tus batallas. Como en muchas batallas, no es necesario que seas el combatiente, o el único combatiente. Hay muchas otras herramientas disponibles: la manipulación sutil del sitio de batalla, el momento oportuno, la presencia física de aliados, negociadores secretos o sutiles, los regalos “físicos” o de otro tipo (incluidos los mensajes en grabaciones de video o de audio). Tienes una amplia gama para aprovechar antes de intervenir directamente en una confrontación solitaria.
    • Las críticas pueden destruir una relación. Mientras los platos estén limpios y enteros (por ejemplo), no fastidies con que hay que cargar el lavaplatos “de manera adecuada”. Déjalo que haga las cosas a su manera. No te angusties por pequeñeces. Céntrate en lo que es importante.
    • Algunas veces TÚ ESTARÁS EQUIVOCADA. Tienes que aprender a reaccionar ante las discusiones y mantenerte racional, para poder reconocer tus errores y pedir disculpas en tales ocasiones.
    • Algunas veces tu marido te tratará mal, así como tú podrías hacérselo a él. Los seres humanos muchas veces descargan su frustración sobre aquellos que están más cerca. Lo importante es reconocer esas ocasiones una vez sucedidas, y resolverlas.
    • Sobre algunos temas puede ser que nunca lleguen a estar de acuerdo. Nadie tiene convicciones morales y creencias idénticas a las de otra persona. Tanto tú como tu esposo tendrán que aprender a lidiar con situaciones en las que simplemente no puedan llegar a un acuerdo.
  5. Ten una vida sexual activa. (Mientras sea posible: hay muchos casos en los que se recomienda precaución al experimentar una sexualidad mutua, como casos de enfermedad, edad, discapacidad, o conflictos culturales o religiosos).
    • Para la mayoría de los hombres, es el área más crucial del matrimonio, y define el tono de su relación con su esposa. Si tienes dudas, o no estás segura de que esto se aplique a tu hombre, intenta leerle los próximos 3 párrafos y fíjate si asiente con la cabeza, se le iluminan los ojos, y sonríe con toda su cara.
    • La mayoría de los hombres tienen deseos y necesidades emocionales (y físicas) profundas asociadas con el sexo, y tu disposición para acercarte a él es crucial para su felicidad y tu éxito en el matrimonio. A muchos hombres les gusta tener sexo todos los días; para otros, con una vez a la semana es suficiente. La mayoría de los hombres normales y sanos se satisfacen con 2 a 4 veces a la semana (esto, por supuesto, varía de hombre a hombre; ¡pregunta al tuyo qué le gusta!).
    • Contempla hacer el amor de forma especialmente interesante al menos una vez por semana, incluso tomándote el tiempo para impulsarlo a una segunda (o tercera) vuelta. Los hombres normales y saludables necesitan un “tiempo de recuperación” antes de lograr la erección y el clímax nuevamente. Pero en circunstancias normales y con una estimulación adecuada, esto es posible de lograr.
    • Sin la frecuente aceptación íntima y el amor que resultan de hacer el amor, un hombre puede volverse insatisfecho, gruñón, y en última instancia, sufrir sentimientos de rechazo e incluso enojo. Recuerda que hacer el amor les da una liberación íntima y física que es vital para ambos.
  6. Mantén interesante tu vida sexual. Asegúrate de discutir tu vida sexual con él. Además, no tengas miedo de hablar de cualquier cosa que pueda interesarte. La intimidad física es tan importante para el matrimonio como la intimidad emocional. Nutre las dos por igual. El contacto por la piel es nuestro órgano sexual más grande (zona erógena), así que “físico” no necesariamente tiene que significar sexual.
  7. Acéptalo. Sólo al aceptarlo como es, tendrás un respeto y una gratitud por él tan profundos, que nunca querrías que cambiara en nada por ti. Tiene muchísimo para ofrecer si le das el espacio para que sea él mismo. Él es un individuo en crecimiento, al igual que tú. Ayúdalo a crecer en la dirección que elija, y dale la oportunidad de ayudarte.
  8. Controla el estrés. El hombre y la mujer se enfrentan al estrés todos los días, todo el día. Hagan lo que puedan para ayudarse mutuamente a lidiar con el estrés de la vida diaria. Saber que puedes sobrellevar tu propio estrés le aliviará mucha presión a tu matrimonio.

Consejos

  • No critiques a tu marido de un modo que no sea constructivo. Recuerda intentar ser calma y racional, ya que las emociones fuertes pueden llevar fácilmente a que una discusión termine en una pelea.
  • Apoya y alienta a tu marido. Si piensas que ha manejado bien una situación, ¡díselo! Esto no significa que no debas dar voz a tus preocupaciones, pero hay una diferencia entre expresar tus necesidades y criticar su habilidad para satisfacerlas.
  • Para algunas parejas, puede ser beneficioso ver a un terapeuta que pueda ayudar con la resolución de conflictos maritales u otros problemas relacionados con el matrimonio. Algunas parejas pueden encontrar orientación para definir el rol de una mujer a través de su fe:
    • Para muchos Cristianos, la fe es importante para cumplir con el rol de una buena esposa o un marido cariñoso.
    • Ya seas budista, islámica, judía, agnóstica, cristiana o wiccana, es importante que hablen juntos sobre su fe. No es necesario poner un punto final en cada discusión. Al cabo de los años y las décadas, el “asunto” puede desaparecer solo, ya que la gente cambia con el tiempo.

Advertencias

  • Si te fuerza a hacer cosas que no quieres, si te golpea, si intenta controlarte o te menosprecia, definitivamente, no es una buena relación. Habla a fondo sobre el asunto, o ve a un terapeuta. Si se pone violento, aunque sea una sola vez, asegúrate de estar a salvo. Según la situación, eso podría implicar mudarte a otro lugar, o llamar a la policía, o contarle a alguien lo que está pasando. Sea lo que sea, no sufras en silencio, y no aceptes abusos (físicos o psíquicos) en tu relación. Recuerda: él volverá más cariñoso que nunca, y pedirá disculpas una y otra vez; y la violencia crece cada vez.
  • Aprende a reconocer una relación manipuladora o controladora. Ten en cuenta que las relaciones abusivas no siempre son de un hombre hacia una mujer. Igualmente, si sientes que estás experimentando pensamientos o acciones violentas hacia tu marido, tendrías que buscar ayuda profesional y manejar tu ira.